Por la salud de la escritura

La inspiración no crece bajo las luces de la oficina. Se esconde de mi tras las facturas y las llamadas de los proveedores. Cuando era adolescente, escribía por horas, por tardes completas, mientras veía la televisión. O en la noche, sentada en el piso del baño, escribía poemas ardientes que después botaba para que nadie leyera. Ya no es tan fácil. Atisbos de escritura aparecen en mi mente, solo para ser borrados por el ring del teléfono. La inspiración se cansa de esperar a que la tome en cuenta, pero estoy ocupada con las cosas cotidianas. Quisiera poder escaparme, sentarme en una plaza y escribir. Tengo la seguridad que bajo el sol, viendo a la gente, la musa espera por mí. Tengo miedo a que muera esta llama que habita en mi, que sea cambiada por habilidades como sacar las acumulaciones o calcular el IVA. Que se me olvide escribir, pero que sepa cocinar para una familia de cuatro. Que sucumban la creatividad y el arte bajo el peso de lo frecuente. A cual santo se le reza por la salud de la imaginación? Que color de velas se le prenden a la fantasia?