Conversa, que te conversa

A mí me gusta hablar mucho… me gusta hablar demás! (jejeje, soy oriental). Hablo con las gentes en las colas del supermercado, en los baños de las discotecas, cuando voy a votar (Que lamentablemente se ha hecho tan usual y repetitivo como ir al supermercado). Hablo con los taxistas, los perrocalenteros, los vigilantes. Yo hablo y hablo. La gente que me conoce te dirá que como tengo tantas ganas de hablar, a veces repito los cuentos. Creo que sé escuchar, pero reconozco que a veces hablo demasiado. Me doy cuenta cuando estoy tomando aire para poder seguir conversando sin parar, el silencio. Y ahí es que me callo por un rato y dejo a los demás que hablen (¿Verdad que sí amigos??) y no se diga cuando he tomado, ahí si no hay quien me pare. Pero hoy me preocupo conocer una señora, que no sé si seré yo en unos cuantos años, se sentó en recepción y mientras yo trabajaba, me echo el cuento de su vida pa’rriba y pa’bajo; me hablo que tenia 7 hermanos y todos comían de la misma olla (¿?); y al final se despidio diciéndome que los hijos eran unos manipuladores desde la barriga y que tuviera cuidado con ellos... me dejo loca. Pegaba un tema con otro sin respirar y por un momento pensé que se iba a desmayar... Luego se fue por donde vino. ¿Porque decidió contarme todo eso a mí? ¿Será que cuando este viejita andaré buscando gente extraña para hablar de mi vida, porque ya mis conocidos están obstinados? ¿Me sentare al lado de gente en el autobús para darle consejos acerca de sus úteros y los posible malhechores que puedan contener? Bueno, la verdad mi sobre-conversadera funciona para fiestas y reuniones, si no quiere mas silencios incómodos en vez de comprarse el libro de Sony, llama a Joanna! (Eso sí, no garantizo los chistes, que no me salen muy buenos... pero cuentos? Tengo cantidad). Lo que quería decir con esto es que estoy consciente de que exagero a veces con la conversación, pero... actually? I don’t care.