CHOFERES
Atención: Podemos verlos. Hay vidrios en todo alrededor de ustedes. Nadie quiere verlos sacarse los mocos. Nadie quiere verlos despachurrándose sus espinillas mientras se miran en el espejo retrovisor. Los vemos. No se vuelven invisibles en el momento en que entran a su carro. El carro no es su cuarto o su baño o su… (Inserte aquí su lugar favorito para sonarse la nariz).
Por dios, puedo verlos. En algún momento, el pequeño artista del fuego me aburrirá en el pasar de la luz roja y mi mirada vagara y los veré, jurungadose la nariz con el dedo insertado hasta el cerebro y lo peor de todo, es que no podré dejar de verlos. SI, lo acepto, me parece horrible y fascinante al mismo tiempo. Me siento como una antropóloga mirando el comportamiento de los gorilas. Me provoca bajarme y prestarle un klennex o recomendarles Acutan para las pepas. O prestarles plata para que pongan unos vidrios ahumados. Además, no son solo los demás conductores. En estos tiempos de ahora hay, por lo mínimo, 30 personas vendiendo coroticos en el semáforo. Ellos también los ven. Quizás seria tremendo negocio ponerlos a vender klennex o mini lavamanos portátiles. “Límpiese la nariz con agua… a cinco mil!! Lléveselo!!”
En serio, inviertan 5 minutos más en el baño antes de salir a la calle, ya que yo no tengo nada en contra de las narices moco-free. Pero, please no quiero verlos en su aseo PERSONAL. Si, personal no automotor. Suénense en casa.
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