No tengo nada de ganas de escribir… no me siento cómica, ni interesante. Tengo una extraña sensación en él estomago, como de mala premonición. Siempre he estado segura de que todo esta expuesto al cambio. Que las cosas que tenemos como innegables, como la familia, el trabajo, el amor... no son tan tangibles como pensamos. Todo puede cambiar en un segundo. El cruce equivocado en la calle, la mala decisión en una fiesta y... e finito. Se acabo. Tu mundo dio un giro de 180 grados y ahora tienes que lidiar con esta nueva perspectiva. Esto me asusta de sobre manera y aunque intento convencerme que el cambio es bueno, lo que no cambia muere, no puedo evitar sentir este desasosiego. Claro, quiero que algunas cosas cambien, pero que su esencia sea la misma. ¿Es mucho pedir? ¿Cambiar pero seguir anclada? ¿Tengo aceptar el cambio, para ser finalmente libre? ¿No sintieron miedo todas las personas que alguna vez cambiaron el mundo para bien? Recuerdo el miedo escénico, que me hacia vomitar antes de montarme en una tarima... y después todo iba perfectamente. Pero, no hay garantías. No sabré si el cambio es bueno, hasta que pase y luego pase un tiempo.
J
Cuando tenia 13 años me mude de Caracas a Maturín. Lo odiaba y llore como nunca cuando llegue a vivir aquí. Aunque no todo fue un lecho de rosas, esta ciudad me ha dado muchas cosas: Mi hija (Razón principal de mi vida), he tenido trabajos que he amado y he odiado, he tenido novios, amores, enemigos, amigas entrañables, amigos... ¿Qué habría pasado de quedarme en Caracas? No lo sé, pero estoy segura que ese fue un buen cambio... pero si alguien me lo hubiera dicho hace 15 años, me hubiera reído en su cara. Es difícil imaginar el futuro sin lo que tienes planeado. Es difícil ver que lo que quizás sea una tragedia ahora traerá algo bueno en el futuro. Tendré que aprender a ver las cosas con otros cristales, desde diferentes puntos de vistas... abrazar y aceptar el cambio. Que a veces es bueno. Bue, eso dicen, no estoy tan segura.
J
PD: Menos mal que no tengo ganas de escribir ;)